miércoles, 11 de julio de 2018

EXÁMETROS SAGRADOS



El griego primitivo ofrecía el verso medio en hexá­ metros, es decir, que se recitaba acentuando, en el canto llano, las seis sílabas fonéticas que constituían la me­ dida de cada verso. Tan dulce y armonioso era el hexámetro griego, que dice de él Burckhardt, hablando de los orígenes de la épica greco-oriental que, incluso sin cítara o lira, era ya de por sí canto maravilloso.
El hexámetro fue, pues, durante muchísimos siglos, el eufónico recipiente de la poesía sagrada y de la poesía profana. Parece ser que esa forma perfecta del verso griego emanó de la promántida la primera pitya- del oráculo de Delfos, y se consideraba dictado por el propio Dios.
Esos HIMNOS se recitaban, dentro de la estructura del ritual sagrado, en canto llano y forma coral, com­ binando las voces acompañadas de la lira de siete cuerdas que daba el tono dominante de la música, acordado al influjo de los astros, de acuerdo con la característica vibratoria de la deidad a que iban diri­ gidos.
Además de ello, a la música y al canto recitado, se unía la ceremoniosa danza planetaria que formaba parte del ritual de los Misterios griegos. ASÍ, los HIM­ NOS constituían verdaderas invocaciones plásticas y so­ noras, gratas a las deidades cuya tónica o mediación invocatoria era la belleza, característica de la civiliza­ ción griega desde los albores de su historia.
Los HIMNOS ÓRFICOS condensaron, en su época, todo el mensaje espiritual de Orfeo, Avatar o Encarnación Divina de la Grecia naciente en el ciclo zodiacal de Aries, el Cordero Solar. 

Imagen inferir, Orfeo y Euridice.


Orfeo fue el instructor elegido para alumbrar y definir los primeros centros religiosos del mundo occi­ dental en los predeterminados puntos sensibles de nues­tro planeta. La fracción electa, fue entonces el suelo árido de la futura Grecia continental, la isleña, la de la costa asiática y la del sur de la Península Itálica, la magna Grecia.
Ateniéndonos a la leyenda, Orfeo tuvo por madre -concepción mística sin duda a la musa Calíope, la más profunda de las musas griegas, la que presi­ día la inspiración de los Cantos Sagrados.
En la mitología griega "Kalliope" "La de la Bella Voz".
Como las demás musas, Calíope es hija de Zeus .
A propósito de esa leyenda, Platón nos ofrece en sus Diálogos esa significativa exégesis del mito elevado a realidad: "La Musa, por acción propia, inspira a determinados individuos. Luego, por medio de esos inspirados, otros llegan a disfrutar del entusiasmo de esa inspiración formándose de ese modo la cadena." 

Existe una índole de posesión y delirio del que las Musas, por los inspirados Cantos, son el principio .
Ese concepto da la clave mitosófica de la atribuida maternidad de Orfeo. Los Cantos sagrados órficos fue­ ron, en la remota antigüedad, invocaciones que sólo resonaban en lo profundo de los santuarios de Inicia­ ción; eran cantos mágicos que debían recitarse de acuerdo con las siete claves de poder, cada una de las cuale'! guardaba un espíritu planetario. Entonces po­ seían auténtica eficacia operativa y fuerza bienhechora. Cuando a esos Cantos se acompañaba el ritual de los elementos consagrados, la fuerza luminar y pla­netaria, los olores, los colores, las piedras preciosas, los metales y, especialmente, los sonidos apropiados a través de acordes musicales, se convertían en auténticos vehículos de la voluntad de los doises y de los Dáimo­ nes mediadores entre ellos y los hombres.
y si, como decía Aristóteles, JOS dioses 'no podían manifestarse en la tierra o mundo físico más que a través de los Dáimones o genios, espíritus protectores, éstos no hallaban mejores intérpretes y colaboradores que los telele o iniciados en los Misterios, cuando, am­ parados,en los Cantos de invocación, poniendo en juego el ritual astrológico y de la Naturaleza, transmitían su fuerza y su mensaje. Cuando Orfeo, de vuelta de su entrenamiento ini­ciático en Egipto, vólvió a Grecia investido de su misión de Instructor de la Nueva Era en occidente, recorrió su país y los otros territorios griegos, ento­ nando sus místicos HIMNOS, fundando centros religiosos y sembrando dondequiera la pura y armoniosa semilla de su mensaje.
Tan maravilosos y sugestivos eran los HIMNOS que el divino Aedo entonaba en bosques y montañas, en' valles floridos y verdes prados, que es fama que, en los ugares selváticos, las fieras, atraídas por los dulces acordes de su lira y de sus mágicos recitados, se le acercaban, le lamían los pie, mansas y sumisas y le se­ guían luego, seducidas por su bello y amoroso influjo.
La leyenda relaciona el descenso de Orfeo a los Infiernos con una romántica tradición: la búsqueda de Euridice, su adorada esposa muerta.
Define el mito que, después de sus simbólicas aven­ turas y funciones, murió despedazado por las ménades furiosas, las fuerzas sombrías invocadas por su acción alumbradora; fenómeno que siempre se repite en los periodos iniciales de un ciclo naciente. 

El mito astrológico de los Argonautas
La tónica de la civilización griega fue la belleza, esa tónica que imprime en cada ciclo de civilización el signo opuesto y complementario, del que surge en el equinoccio de primavera según la ley de la pre­ cesión.
En la Era de Aries que se anunciaba, lo opuesto y complementario era Libra, signo venusiano que pre­ side el arte y la belleza. Ese signo opuesto presidía los Misterios Mayores del equinoccio de otoño. Así que según su tónica y ceremonial, le eran consagrados los HIMNOS bajo la forma de la deidad que los presidía.
Orfeo, en posesión de su mensaje para su 'país Y para el mundo, así en lo interno como en lo externo, se presentó como el gran Poeta-Anunciador de la Nue­ va Era, en el occidente todavía dormido.
Según las crónicas, su principal objetivo, al recorrer
el suelo de la futura floreciente Grecia, fue sembrar,
1, despertar y seleccionar a los seres más capacitados y predispuestos de su generación. Y así fue apareciendo
ese noble florón de sus mensajeros, más tarde adorados como héroes griegos
.excepcional valentía, capaces de responder a su hora histórica.
De ahí surge, bajo el patrocinio de Atenea, diosa de la sabiduría, y el empuje espiritual de Orfeo, la expedición de los Argonautas al centro esotérico y astrológico de la Cólquida, fundada por los egipcios. El objetivo era, ante todo, consolidar e investir cíclica­ mente a ese elenco de esforzados y capacitados para la realización de la gran obra anunciada.
Lo esencial era anteponerse a las dificultades dima­ nantes de la oscura legión de las fuerzas retrógradas de la Era que se extinguía. La mitología simbolizó, poéticamente, a esas fuerzas enemigas, en la forma de monstruos o elementos enfurecidos a quienes los valien­ tes tripulantes del bajel Argos, protegido por los dioses, iban venciendo en el decurso de sus curiosas aventuras.
He ahí el ropaje exterior de un símbolo claro y evidente. Esa expedición la organizó Orfeo y sus co­ laboradores, los cincuenta héroes elegidos para ir Aea, la Cólquida oriental en busca del Vellocino de Oro, el Cordero Solar, el signo zodiacal de Aries que el Sol se disponía a atravesar en la nueva primavera del mundo.
Aea significó, en sus orígenes, la tierra de los "eones", o de los ciclos astrológicos, la patria simbólica del rey Aetes, el gran mago-astrólogo, el que poseía el com­ pleto conocimiento de la Palabra de los Astros y el poder de los resortes mágicos para su realización.
Tenía la nave Argos por mástil mayor, el tronco de una encina profética de Dodona. Y cuenta la le­ yenda que, apoyado en ella al pulsar Orfeo la lira, su voz poseía el poder de apaciguar los elementos y de vencer las fuerzas maléficas que les salían al paso.
Con los años, aquellos primeros inspirados HIMNOS del cantor tracio se fueron estructurando, midiendo y........

La poesía es siempre arte de inicio, vinculada a la Palabra Sagrada o Hieros-Logos, de inspiración divi­ na. De esa poesía religiosa se fue derivando, con lascenturias, el vasto caudal de la religión polimonoteísta y su mitosofía, cuyas verdades teosóficas eran sólo patrimonio de los superiores iniciados. En cuanto a la leyenda perdurada y a la representación antropomór­fica de tales principios, tuvieron la virtud de adaptarse a la mentalidad corriente de los hombres, ejerciendo su espiritual imperio gracias a la magia de la belleza, ya que representaban una llamada a la perfección, al arquetipo de cada adorador de su fonna y de su espíritu. Esos inéditos principios los transmitió Orfeo
a sus discípulos a través de la revelación y exégesis de sus cantos.
La moral en que se fundamentaban las teorías órfi­ era la catarsis, la pureza en todas sus formas. La orden de los órficos 
que adoptaron más tarde, en cierto modo, los pitagóricos- requería de sus asocia­dos un vehículo físico que fuera puro, sano y hermoso con un alma que respondiera a idénticas caracterís­ticas. Se dice que los órficos eran castos, vegetarianos y abstemios. Practicaban los ayunos de ritual cuatro veces al año, en el inicio de los solsticios y de los equinoccios, y acompañaban a esas catarsis integrales los entrenamientos místicos.
Su método filosófico tenía sus raíces en la Jerarquía del Universo Solar, en la Ley de Necesidad (karma) y en la metempsicosis (reencarnación) según las cuales el alma transmigraba.

HIMNOS ÓRFICOS
A  HÉCA TE
(La Madre del Mundo)
Enodia Triple Hécate, adorable Señora
de
los seres terrestres, acuáticos, del sideral espacio; subterránea, envuelta en amarillo manto,
Iprotégenos, con
los oscuros espíritus que rondan tus

[lobregueces !
ILoor a ti, Persea, deidad solitaria!
Tú que posees las claves del mundo, infalibles,
que retozas con los ciervos, cazadora nocturna, soberana invencible conducida por toros,
Ninfa guiadora, nutricia, que vagas por los montes,

[escucha a los suplicantes que con sus santos ritos tu poder [verencian,
y conduce a los pastores de elevada naturaleza, a [nuestro lado. 

-------------------------------------

AL ÉTER..... Perfume Azafrán
Oh, Éter invencible que te yergues en la altura, en los dominios de Zeus, Señor de los Cielos,
de los astros numerosos, de la radiante Luna
y del Sol, de centelleantes rayos!
Todopoderoso, etéreo, fuego resplandeciente,
con vívidos fulgores transmites el calor y alientas la [vida. Supremo elemento del mundo, potente conductor de [la luz,

con astral brillo irradias, flor espléndida.
Atiende las súplicas de mis plegarias, y pueda
tu pre­
[sencia otorgarnos para siempre la serenidad, la inocencia y [el dominio. 




No hay comentarios:

Publicar un comentario