El universo según los textos cosmogónicos egipcios
Con el análisis de los textos cosmogónicos egipcios, descubrimos la
percepción que tuvieron los egipcios del inicio, forma y fin del universo
(Lull 2006). Una de las más importantes y antiguas cosmogonías egipcias
fue la procedente de la ciudad de Iunu, Heliópolis. Según ésta, el universo
precreacional era oscuro, inerte, silencioso, sin tiempo y sin espacio (de
hecho, en los Textos de los Sarcófagos se lee: “cuando yo estaba solo en el
nun no había un espacio en el que pudiera estar”). Con estos adjetivos se describe el nun, el océano primordial, pero nun es el “no ser”, una manera
de intentar definir un concepto tan abstracto como la nada. En el nun, se
activó la fuerza vital del dios Atum, el demiurgo, y con éste comenzó la
creación del mundo. Atum se generó a sí mismo e inició la creación del
resto de los dioses tan pronto emergió del nun con el benben, la colina
primordial que marca el primer espacio y el comienzo del tiempo en un
universo en el que el caos devino en orden, lo inerte en móvil, el silencio
en ruido, y la oscuridad en luz.
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