Cantaba la lluvia
sobre la dulce mañana
y bajo tus ojos despiertos
los jazmines soñaban.
Como una luna que canta,
como una boca de agua
descansaba la rivera
entre la inquieta fontana.
Y las suaves ninfeas
se vistieron de almas,
como las blancas alondras
que vuelan hasta el alba.
Entre la luz sobre el lago
de un espejo de estrellas
son tus labios de rosas
son de rosas eternas.
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