domingo, 10 de junio de 2018

EL SÍMBOLO*LO SIMBÓLICO



Símbolo, mito, imagen, pertenecen a la sustancia de la vida espiritual; que pueden camuflarse, mutilarse, degradarse, pero jamás extirparse.
Parafraseando a Platón el universo del símbolo lo hallamos en " el mundo de las ideas", representación mental de lo intangible de lo incorpóreo, de aquello capaz de traslados mediante la evocación a  través de una cadena de  entrelazados significados invisibles. 










El símbolo es la forma de exteriorizar un pensamiento o idea, así como el signo o medio de expresión al que se atribuye un significado convencional y en cuya génesis se encuentra la semejanza, real o imaginada, con lo significado. 
Aristóteles afirmaba que no se piensa sin imágenes,  es la ciencia, constituyendo ambas las más evidentes manifestaciones de la inteligencia.


El significado es el contenido mental que le es dado a un signo lingüístico o una imagen. Es decir, es el concepto o idea que se asocia a la forma sensible o perceptible (significante) del signo y al objeto que representa (su referente) en todo tipo de comunicación

Por ejemplo la montaña es un símbolo de unión entre el cielo y la tierra, alegoría de  lo sagrado, referente de  la ascensión hacia lo divino y trascendente.

La montaña es el símbolo espacial de la trascendencia al tiempo que es el dominio por excelencia de las hierofanias atmosféricas y en su virtud, la morada de los dioses.











Ejemplo del simbolismo que se esconde en esta carta del tarot: la Emperatriz.
Una mujer hermosa y real, ricamente vestida, empuña con la mano derecha el cetro del mundo; en un escudo que se encuentra a su lado aparece dibujado el símbolo de Venus.

La diosa aparece sentada delante de un campo de cereal, y a su espalda fluye una corriente de agua que penetra en un bosque, el jardín inferior del Edén.






La imagen inferior nos remite a la gemelaridad, a la idea de la dualidad, a la división de una  unidad creadora divina  en dos elementos exactamente idénticos. 
Los gemelos se auto procrean a si mismos, esa idea nos lleva al concepto del ser hermafrodita, y de él al del andrógino, ser primordial, unión/división  de las fuerzas antagónicas, positivas y negativas, masculino y femenino, las cuales  se encuentran en todos  los niveles del  cosmos.



2 comentarios:

  1. Antes de la escisión primera... ni se da género ni menos aún sexo. Solo al devenir en orgánicos... -resultado de la evolución del algoritmo del pléroma- ...acontece la división necesaria para expresar una de las más imperantes nociones de la dualidad: La feminidad y su opuesto, el estigma del varón; --lo masculino-.

    Pero dicha bipolaridad antagónica acontece en otros muchos aspectos; y hay que decir que, de facto, sin semejante distingo en lo dual... no podrían manifestarse las ideas en eventos manifiestos.

    Sin bipolaridad entre lo A y lo B... jamás se percibirá el movimiento; y sin moción ya no hay flujo que es la génesis de todo evento energético.

    Por último pues, sin energía no hay vida.

    El mundo y sus demiurgos dependen de tan elemental modelado matemático.

    ResponderEliminar
  2. Interesantísimo y sencillo de asimilar el algoritmo del "pléroma", de él se deduce la generación de la dualidad y por ende de la energía y la vida.

    el minimalismo de tu exposición, además de esclarecedor, casi no deja dudas, y más todavía si lo entendemos desde el algoritmo matemático de esa lógica aplastante.........

    ResponderEliminar