RIOS DE LUNAS
Miraba el río la luna mientras se deslizaba cristalina su agua; y mientras me detuve a contemplarlo sus bellos ojos de nácar se iluminaron. Sus labios húmedos y suaves me hablaron de canciones de ensueños con un fluir de inconmensurables cadencias. Su tiempo se detuvo en ese
instante mientras unas lágrimas de seda se perdieron en las suaves aguas.
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